martes, 15 de mayo de 2012

La trampa de la muerte (1982)


Título: La trampa de la muerte. (Deathtrap)
Director: Sidney Lumet  
Año: 1982.
Intérpretes:  Michale Caine, Christopher Reeve, Dyan Cannon, Henry Jones, Irene Worth, Joe Silver 
Duración: 116 min.
Género: Intriga
Guión: Jay Presson Allen. Novela de Ira Levin
Fotografía: Andrej Bartkowiak 
Música: Johnny Mandel  


La Trampa de la muerte

PURO TEATRO.

Sidney Bruhl, (encarnado por Michel Caine) es un dramaturgo de éxito que vive con su millonaria y excéntrica esposa y sus últimas obras no gustan al público. No es capaz de asumir el fracaso. Un día recibe el guión de un ex alumno suyo de una obra realmente buena, la cual ni a registrado ni nadie sabe que la ha escrito excepto Lumet. Se le presenta la situación que eliminando al joven escritor Clifford Anderson (Christopher Reeve), él se apoderaría de la obra y así recuperar el éxito y alimentar su ego. O esto es lo que aparentemente ocurre ya que la verdadera intención del escritor es terminar con su esposa y heredar su fortuna.

No es extraño que Sidney Lumet adapte una obra teatral al celuloide ya que él mismo desde muy pequeño ha participado interpretando y dirigiendo obras teatrales antes de dedicarse al cine. Ha llevado a la gran pantalla varios relatos de suspense como puede ser en 1974, Asesinato en el Oriente Express de Agatha Christie. En La trampa de la muerte ha mostrado aspectos del mundo teatral que pueden ser desconocidos, como es el proceso de creación por ejemplo. En otra ocasión lo hizo con el mundo televisivo en Network (1976).

 Ira Levin, autor de la historia en la que esta película se basa es conocido porque en sus obras siempre está presente el suspense, la investigación y la muerte, como puede ser Bésame antes de Morir o una de las más conocidas, La semilla del diablo (Rosemary´s baby).

 “SE HA ESCRITO UN CRIMEN”

La estructura de la película se divide en dos bloques/diégesis. Uno, el más extenso, que se refiere a la historia del plagio del guión que a su vez se divide en dos actos: el primero desde que empieza hasta que se descubre que tanto alumno como profesor están aliados (además se sabrá que mantienen una relación amorosa) y “asesinan” a la mujer; el segundo: desde que ésta muere hasta la pelea entre Bruhl, Anderson y la vidente. Y el otro bloque/diégesis, de apenas unos minutos, que cierra la película, que es el cambio del teatro a la realidad justo en el final del bloque anterior durante la pelea, cuando vemos que todo lo que hemos estado presenciando era una obra de teatro. Giros constantes en la trama que hace al espectador desconfiar de todo pero que termina cayendo en la trampa. Cuando parece que todo ha tomado una dirección y que nada podrá girar de rumbo, hay otro cambio. 

CAINE, SIEMPRE ES UN DANDI

La interpretación no hay que pasarla por alto. Michael Caine está en su línea de hombre maduro elegante, que incluso en los momentos de máxima tensión mantiene su imagen de dandi y es capaz de pasar de la calma al enfado con mucha facilidad. El papel de joven escritor interpretado por Reeve es lo esencial para que el primer giro argumental sea efectivo y todo el mundo caiga en la trampa al igual que la mujer de Bruhl, ya que en el imaginario de los espectadores un papel encarnado por Reeve “es de bueno”. Esto ayuda a desconfiar de todo lo que pase en adelante.

Los personajes femeninos dan el toque de humor justo para que no se trate de un drama. Me refiero a los gritos y nerviosismo de la esposa, llegando a ser odioso el servilismo hacia su marido. Y la forma de predecir de la vidente que resulta ser finalmente la verdadera escritora en la diégesis segunda, en la que se revela que todo era teatro.  

CINE SOBRE LAS TABLAS

Centrándonos en los componentes fílmicos y la puesta en escena podríamos decir que desde el principio la película no fluye como cualquier otra. Comienza con la representación de una obra teatral (como terminará) pero esto el espectador no lo sabe y confía en que el engaño del teatro ha terminado. En lo que sigue de metraje es evidente que la puesta en escena está deliberadamente hecha para parecerse a la teatral. Planos secuencias muy largos imitando lo que se vería en una representación, sin cambios de planos bruscos en cuanto a la escala. Se mueve entre los planos generales y medios. En ocasiones recurre al primer plano pero la menor de las veces.

La mayoría de los espacios son interiores, concretamente la mansión del protagonista. Apenas hay escenas exteriores, una de ellas es cuando Sidney va a recoger a la estación a Anderson, que si nos detenemos a pensarlo, no es que aporte gran cosa a la trama, aparte de darle credibilidad al montaje entre ambos. La tormenta como agente externo percibida mediante luces y ruido de truenos también nos hace rememorar los efectos teatrales. Reminiscencia del “presagio de la tragedia” como en obras de Don Álvaro o la fuerza del sino, El Caballero de Olmedo o incluso La Celestina. “Se manchará la alfombra” y efectivamente se mancha. Además la presencia de las armas durante los títulos de la presentación al comienzo de la película, advierten de la importancia que tendrán en el desarrollo de la obra. Uso de las puertas y ventanas, muy importante en el teatro que recuerda algo a las escenas delirantes y cómicas de Chaplin.

La música del principio no se sabe a qué género se refiere ya que es algo alegre pero se aparecen en plano las armas provocando inquietud.

Es una película hecha básicamente para entretener y poner en juego la intuición y audacia de los espectadores. Con tintes de humor negro, donde los personajes se atreven a dar lecciones de moral y que podríamos preguntarnos si en fin justifica o no los medios, cosa que está claramente demostrada por parte de los personajes que sí. Lumet demuestra así, una vez, más la polivalencia y capacidad de mímesis del cine muy presente durante la historia de su nacimiento. Podríamos concluir con lo que Clifford Anderson afirma en una escena/”cuadro” de la película (al menos en el doblaje en castellano) “Trampa de la muerte, has hecho honor a tu nombre” y nosotros podríamos añadir que hemos caído en ella.




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